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Como habrás podido notar, nos encanta utilizar metáforas para hablar de las realidades profundas e importantes que envuelven nuestra vida. Para hablarte de nuestro proceso formativo no vamos a hacer una excepción. Vamos a utilizar la bella imagen de un árbol que, en principio, no es más que una semilla y poco a poco se va desarrollando y creciendo hasta alcanzar una gran altura y solidez.

Para que una semilla se desarrolle es necesario plantarla en un terreno adecuado, debe ser regada con agua y recibir la luz del sol. Igual pasa con nuestra vocación. En el corazón de cada persona hay una semilla dispuesta a germinar y solo con un acompañamiento y un ambiente adecuado podrá hacerlo. Algo así pretende ser nuestro Seminario; un semillero en el que la semilla de la vocación de muchos jóvenes sea alimentada con la luz que irradia el Corazón de Dios y con el agua y los nutrientes que la vida fraterna, el estudio, el esfuerzo y el compartir le brindan.

Una vez que la pequeña semilla ha encontrado el terreno adecuado para desarrollarse puede comenzar a crecer y dar paso a la aparición de sus raíces. Nuestras primeras etapas de formación son una ocasión propicia para establecer los fundamentos de nuestra vocación; es decir, para desarrollar nuestras raíces que, aunque no se ven, son lo más importante y lo que nos regala la solidez necesaria para crecer con libertad.

Una vez que se ha formado la raíz, nuestra planta puede comenzar a desarrollar el tallo, las hojas, las flores y los frutos… Es un proceso que requiere tiempo y paciencia. Los Hermanos no tenemos un tiempo específico en el que damos por concluida nuestra formación; es un proceso que dura toda la vida y que exige de nosotros un continuo esfuerzo; algo similar a lo que sucede con las plantas quienes no dejan de alimentarse y realizar la fotosíntesis hasta el día de su muerte.

Todos los seres humanos nos formamos a lo largo de la vida; todos los días tenemos algo nuevo que aprender. Piensa, por ejemplo, en un deportista que continuamente debe esforzarse con sus entrenamientos por ser mejor o en un médico que debe estar al tanto de los avances continuos que experimenta la medicina… Los Hermanos no somos ajemos a esta realidad.

Seminario Corazonista
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